Es increíble como el Yoga y la meditación nos pueden ayudar en tantas facetas de nuestra vida, y no solo a nivel personal sino también a nivel social.
Os propongo el reto de llevar la conciencia plena de la practica de yoga (que solemos poner en el cuerpo y en la respiración), a nuestras conversaciones con la gente.
Esto es tremendamente difícil. Es muy habitual que aun estando charlando con una persona querida, nos pongamos a pensar en otra cosa. Parece una tarea sencilla, pero al intentarlo vamos a darnos cuenta de lo complicado que es, y de como esa complicación incide directamente en nuestras relaciones personales.
Les cuento de mi caso personal. Mi sensación general en este ejercicio, fue como de estar haciendo meditación de mindfulness o atención plena , en la que debemos concentramos en nuestra respiración, como un ancla, y dejar fluir nuestros pensamientos sin hacerles caso. La diferencia es que mi ancla en este ejercicio era la voz de la persona con la que estaba hablando, y asi como cuando medito, dejo pasar mis pensamientos y regreso a mi ancla, que es mi respiración en este ejercicio dejé pasar mis pensamientos y volví a mi ancla, que era la voz de otra persona.
En ambos casos, tanto al meditar como al charlar, me encuentro con pensamientos atacándome por todos los frentes, y en ambos casos, tomo la decisión consciente de dejarlos pasar y volver a concentrarme
Comenzare por contaros el ejercicio de conversación con mi madre que fue la primera y la mas difícil. Ella es una persona mayor, y a veces tarda en terminar sus frases, por lo que es muy fácil para mi perder el hilo de la conversación o terminar las frases por ella. También me di cuenta, que en muchas ocasiones empiezo a pensar en la respuesta que voy a darle, antes de que ella termine la idea. Eso hace que por un lado no termine de escuchar lo que me esta diciendo, y por el otro, puedo interpretar mal lo que me esta diciendo.
Comencé el ejercicio intentando prestar atención solamente, pero sin modificar mi actitud, pero muy rápidamente me di cuenta de que estas prisas solo me hacen perderme cosas que pueden ser muy interesantes, perderme momentos con mi madre. También me di cuenta de que ella nota estas prisas y se siente mal ( cosa que no había notado, hasta que fui capaz de parar y prestar atencion a sus ojos y a su sonrisa)
Continué la charla con mucha mas calma, haciendo un esfuerzo consciente por escuchar todas y cada una de sus frases por mucho que tarden en salir de su boca… y reconozco que fue una conversación mucho mas enriquecedora y que disfrute mucho mas.
La segunda conversación consciente fue con mi marido. Este ejercicio fue mas fácil porque ya lo había hecho antes, pero no por ello fue sencillo. Empece mucho mas consciente de lo que iba a suceder y con una decisión de frenar a mis pensamientos. Al principio pude mantenerme mucho mas conectada pero conforme la conversación avanzaba mis pensamientos iban tomando carrera propia, y en un momento dado me descubrí a mi misma, de nuevo, pensando en la respuesta que iba a dar en lugar de estar escuchando. Creo que fue una gran suerte darme cuenta, porque pude dejar pasar mis pensamientos y volver a enfocarme.
No es nada fácil llevar la atención plena a nuestras relaciones personales, pero lo que es seguro es que el resultado serán relaciones mucho mas plenas y satisfactorias
Os animais?