Autorregulación. Qué es y como enseñarla
Autorregulación. Qué es y como enseñarla

Autorregulación. Qué es y como enseñarla

Hola a todos,
En el articulo de este mes, vamos a hablar de la autorregulación: qué es y cómo enseñarla.
Por supuesto, para enseñar algo, lo tenemos que saber, y la autorregulación emocional, en el mundo que corre, a veces escasea. ¡Vamos allá!

La regulación emocional o autorregulación es la capacidad que tenemos las personas de reconocer y gestionar qué emociones tenemos, cómo las experimentamos y cómo las expresamos.

Aprender a autorregularse es un hito clave en el desarrollo infantil, cuyos cimientos se sientan en los primeros años de vida, y una buena base nos hace la vida mucho mas fácil y mas feliz.

La capacidad de un niño para regular su estado emocional y sus reacciones emocionales afecta a su familia, sus compañeros, su rendimiento académico, su salud mental a largo plazo y su capacidad para prosperar en un mundo complejo.

Una buena regulación emocional en los niños es un fuerte predictor del rendimiento académico y el éxito escolar, puesto que el manejo efectivo de las emociones, permite que un estudiante se concentre en desempeñarse durante las pruebas y los exámenes, en lugar de verse afectado por la ansiedad.

Los estudiantes que pueden autorregularse también tienen una mejor capacidad de atención y resolución de problemas, y se desempeñan mejor en tareas que involucran gratificación retrasada, inhibición y metas a largo plazo.

Este efecto continúa durante toda la vida. Un adulto que no puede dominar la regulación emocional disfruta de menos satisfacción laboral, salud mental o bienestar general.

Para autorregularnos, primero que nada debemos reconocer, monitorear y reconocer nuestras diferentes emociones y adaptarlas apropiadamente para cada situación. Esto no significa disminuir las emociones “negativas” y aumentar las “positivas”. Todas las emociones son buenas. Reprimir los sentimientos negativos y obligarnos a no expresarlos no es un buen proceso de autorregulación.

El temperamento de los niños es una parte importante en su autorregulación, por supuesto. Hay algunos niños que se regulan de manera natural mas fácil que otros. Sin embargo, la capacidad de autorregulación no está grabada en piedra: todos los niños pueden aprender a manejar sus sentimientos, en un entorno adecuado.

Cuando nacen los bebés, sus cerebros aún no están bien desarrollados. Podemos pensar en sus cerebros desarrollándose un poco como si estuvieran construyendo una casa. El plano arquitectónico puede dar forma a una casa, pero el resultado variará mucho si la casa está hecha de paja, madera o ladrillo. De manera similar, la genética determina un modelo básico para el desarrollo del cerebro de un niño, pero sus experiencias de vida, como los materiales de construcción de la casa, pueden influir profundamente en el resultado.

Vamos a hacer un paréntesis aquí para recordar como funciona nuestra mente (Mira el articulo aquí) Nuestros cerebros se regulan a través de dos partes de nuestro sistema nervioso. Primero, hay un sistema de emergencia o de respuesta rápida: Nuestro perro guardián o el “pedal del acelerador”. Su trabajo principal es activar la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Cuando se activa, este sistema permite que nuestros cuerpos se muevan rápido acelerando nuestro ritmo cardíaco, deteniendo la digestión y aumentando el azúcar en la sangre para obtener energía rápida. Cuando un bebé o un niño se altera mucho, este sistema está en plena marcha y las emociones van a “alta velocidad”.

En segundo lugar, tenemos al Búho sabio, esa parte del cerebro que calma o amortigua: el “freno”. Este sistema tarda más en activarse, pero cuando lo hace, ralentiza nuestro ritmo cardíaco, aumenta la digestión y conserva energía. Este sistema calmante está regulado por el cerebro cognitivo (o cerebro superior).

Si quieres ver el video del perro guardián y el Búho sabio, míralo aquí

Cuando estos sistemas actúan en equilibrio, nuestros cuerpos funcionan correctamente y estamos en control emocional. Pero cuando los sistemas están desequilibrados, debemos recurrir a nuestras técnicas de autorregulación para devolverlos a un estado saludable.

La autorregulación es esencial para lograr este equilibrio.

Bueno, este articulo se llama “autorregulación: qué es y cómo enseñarla”. Ya hemos entendido que es la autorregulación. Ahora veamos como enseñarla.

¿Como podemos ayudar a los niños y “enseñarles” auto regulación?

1.- MODELADO.

El modelado ha sido reconocido durante mucho tiempo como un mecanismo crucial a través del cual los niños aprenden. Los niños observan cada movimiento de sus padres, interiorizando y luego imitando sus comportamientos. La capacidad de sus propios padres para practicar la autorregulación se encuentra entre los primeros modelos relacionados con las emociones que ven los niños. Los niños aprenden la reacción “correcta” en diferentes situaciones. Si un padre es reactivo, grita o grita cada vez que algo sale mal, el niño aprende a ser reactivo y portarse mal cuando las cosas no salen como él quiere. Si un padre está tranquilo y piensa críticamente para resolver los problemas, es más probable que el niño mantenga la calma y busque soluciones en lugar de culpar. Cuanto más pequeño es el niño, más fuerte es este efecto de imitación.

La regulación emocional en los niños proviene de la regulación emocional en los padres.

Para ayudar a los niños a aprender un control emocional efectivo, los padres podemos trabajar para adoptar mejores estrategias de regulación emocional nosotros mismos .

2.- CRIANZA RESPETUOSA.

Las prácticas de crianza receptivas, cálidas y de aceptación pueden ayudar a los niños con el desarrollo socioemocional y el control del comportamiento. Cuando los padres son receptivos, sus hijos los asocian con la comodidad y el alivio del estrés. Las investigaciones muestran que los bebés cuyos padres responden a su llanto dejarán de llorar al ver o escuchar a los padres: esperan que los levanten. Si el padre no cumple con el consuelo esperado, el bebé vuelve al estado de angustia.

Los hijos de padres receptivos tienden a tener una gama más amplia de habilidades regulatorias a su disposición. La propia creencia de los padres en el manejo de las emociones también es importante. Aquellos que notan, aceptan, empatizan y validan los sentimientos negativos de sus hijos tienden a afectarlos positivamente.

Pueden enseñarles a los niños conciencia emocional entrenándolos para verbalizar cómo se sienten y animándolos a resolver problemas. Pero si los padres son desdeñosos o desaprueban las expresiones emocionales, especialmente las negativas, los niños tienden a desarrollar métodos de regulación emocional destructivos​.
Para enseñar efectivamente la autorregulación de los niños, los padres debemos aceptar y responder a las necesidades emocionales de nuestros hijos. Hablar de emociones, aceptar, apoyar y mostrar empatía para validar sus sentimientos negativos. Debemos ser pacientes y no ignorar, descartar, desalientar, castigar o reaccionar negativamente a las emociones de nuestros hijos, especialmente las negativas.

3. BUEN CLIMA FAMILIAR

El “clima” general de la familia es un buen predictor de la capacidad del niño para autorregularse. Los factores que afectan el clima emocional incluyen la relación de los padres, sus personalidades, su estilo de crianza, las relaciones entre padres e hijos, las relaciones entre hermanos y las creencias de la familia sobre la expresión de sentimientos. Cuando el clima emocional es positivo, receptivo y constante, los niños se sienten aceptados y seguros. Cuando el clima emocional es negativo, coercitivo o impredecible, los niños tienden a ser más reactivos e inseguros. Los padres que expresan emociones positivas todos los días crean un clima positivo. Los padres que expresan niveles excesivos o constantes de emociones negativas como tristeza, ira, hostilidad o crítica, contribuyen a una situación negativa y a una peor autorregulación en los niños.

La mayoría de los niños pequeños y preescolares (e incluso algunos niños mayores) no pueden autorregularse sin una ayuda externa y, a menudo, requieren algún tipo de instrucción o modelo sobre cómo responder a los factores estresantes emocionales o sensoriales.

Esto es especialmente cierto para muchos niños con autismo y dificultades de procesamiento sensorial, pero a todos los niños les pasa en mayor o menor medida.

Estos niños a menudo requieren co-rregulación, lo que significa que las estrategias de regulación deben ser iniciadas o demostradas por otra persona.

Los niños a menudo requieren una fuente externa para aprender a regular sus respuestas fisiológicas y emocionales a los factores estresantes, para “aprender a autorregularse”.

Algunas estrategias comunes de autorregulación que los niños en edad preescolar (o mayores) pueden usar para calmarse y que nosotros como adultos podemos proponer son:

• la respiración profunda,
• envolverse bien en una manta,
• darse un automasaje o “puntos y apretones” en las manos y los brazos,
• flexiones de pared ,
• mecerse en una mecedora,
• columpiarse en un columpio del parque,
• retirarse a un espacio oscuro y tranquilo,
• acostarse sobre o debajo de una silla
• Utilizar una botella de la calma (Mira como hacerla aqui)

Nuestro trabajo como padres es fundamental para dar forma al futuro de nuestros hijos. Sin embargo, ninguno de nosotros puede proporcionar un hogar, una genética o un modelo perfectos.
Esperar la perfección de nosotros mismos puede aumentar la tensión y la negatividad.
Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando en nuestros propios músculos emocionales y esforzarnos por crear un entorno de apoyo. Nunca es demasiado tarde para empezar. Así que respira hondo, acéptate a ti mismo y a tu familia por el lugar en el que te encuentras en el proceso y sumérgete en él.

Vuestra Yoguini de cabecera,

Blanca Sissa

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